El concepto
de ciudadanía como tal es imposible aplicarlo hoy a los residentes de la
llamada Unión Europea por varias cuestiones, especialmente por aquellas que van
ligadas a la igualdad social, se puede decir que la “ciudadanía europea” lo es
en relación a que usan la misma moneda, como si fueran clientes de un negocio, pero
los derechos y obligaciones del conjunto de dicha ciudadanía parte de la
desigualdad que entre si tienen los propios estados miembros y por lo tanto sus
sociedades.
Queda
poco del concepto Ciudadanía Europea, es difícil sentirse un hijo más de Hipnos
en la Europa actual cuando la realidad del día a día te despierta bruscamente
con un golpe seco del Mjolnir que porta el autoritarismo de los herederos de
Smith y Locke.
De
la ciudadanía europea queda lo que quedó en papel, la práctica ha sido otra, la
clase trabajadora como siempre ha hecho el esfuerzo que siempre se le reclama,
lo inversamente proporcional que se le reclaman desde los gobiernos a los
lobbys de poder económicos.
Si
un gobierno te dice que hagas algo por tu bien y por el de tu familia, sin duda
te está pidiendo que cedas poder económico y por lo tanto derechos, por mucho
que Circe nos prevenga, las sirenas seguirán cantando.
Europa
continúa cimentándose sobre la economía del mercadeo, no sobre la economía
social, continua su construcción sobre una moneda, no sobre un modelo social,
el libre albedrío de sus estados lo hace imposible, el ejemplo más claro lo
tenemos en que no haya un salario mínimo interprofesional para toda la unión
europea, el contrapeso ideológico de izquierda que debería defenderlo se
encuentra en dispersión.
No
solo ha sido la ciudadanía griega a la que se la ha llevado al vapuleo más
absoluto desde la comisión europea, Merkel, que por sí sola es otra
institución, el FMI, el BCE, la socialdemocracia e incluso por sus propios
gobiernos. Recordemos que la española fue ignorada para la aprobación del
artículo 135 de nuestra constitución.
En
cuanto a Grecia y su futuro no tengo dudas que independientemente de su deuda, no
se permitirá su salida de Europa ni del euro, por dos cuestiones fundamentales,
primera que aún tienen patrimonio y soberanía que vender y ceder, y segundo que
el mercadeo que nos viene con el TTIP no se puede permitir la pérdida de más de
11 millones de clientes. Poderoso caballero es Don Dinero.
Aristófanes
vuelve a dar voz a la democracia burlada, y Sofista toma de nuevo la palabra en
Las Asambleístas para decirle al público que siempre ocurre lo mismo con todo
lo que votamos. Votamos una cosa y luego se hace lo contrario.
Es
necesario gritar alto y claro que la izquierda que reconoce sus valores
fundacionales, de República, Lucha de Clases, Laicidad, Igualdad, Feminismo...
No se rinde, ni se arrodilla... Se une en objetivos comunes sin uniformarse, y
sigue en la batalla y se reconocen y los ciudadanos/as la reconocen.
La
esperanza y Esquilo, el infortunio es un lazo que une a los hombres tanto como
la misma naturaleza.