martes, 9 de diciembre de 2014

Un nuevo reto, el mismo horizonte. El Correo de Andalucía 12-12-14.



Un nevo reto, el mismo horizonte. 
No por el simple hecho de decir que se es algo o se pertenece a algo, significa que se sea o se pertenezca. Antes hay que dar unos pasos previos y en coherencia para que no haya dudas de que lo dicho pueda ser asumido por los demás, dejando espacio para la duda, y así poder tener un mínimo de credibilidad.
En política esto es muy importante, incluso con las contradicciones propias que se puedan dar ante situaciones parecidas.
Empezaré con el sentido de pertenencia.  No pertenecemos a nada a lo que no hayamos solicitado pertenecer, ni tan siquiera a esta sociedad. Para integrarse y por lo tanto pertenecer a un conjunto o a un grupo ya formado, hay algo fundamental que es el respeto por las normas, escritas o no, que ese grupo se ha dado, así como el respeto a las personas que previamente lo componen. Pero claro siempre nos encontraremos a quien con ego inflado, no tenga fuerzas ni para marcar un número, ni escribir unas palabras para despejar dudas, algo así como el “Porque yo lo valgo” o la deriva mesiánica. Y cuando no es cuestión de egos, suele ser porque alguien le ha dicho a otro/a alguien que va a ser no sé qué,  y se lo ha creído… Los complejos de inferioridad. Pero por muy nimia que sea la cosa, en juego entran dos factores fundamentales e indivisibles, la humildad para serlo y el trabajo a aportar. Estos últimos, los mal creídos, suelen entrar en la espiral de la ambición, donde son capaces desde el anonimato o a través de personas fácilmente manipulables, enviar mensajes inventados, hechos tergiversados, y litro y medio de bilis hervida.  Los porqués siempre tienen dos aceras que las une la vía de circulación.

En cuanto a lo que se es, no tenemos más que ponernos desnudos, de pie, en silencio, en una habitación fría durante una hora y frente a un espejo.

Trabajar para una sociedad avanzada, progresista, en igualdad de oportunidades y corresponsable exige un respeto a las normas, porque si le perdemos el respeto a esas normas o a las instituciones que las aplican, le estaremos dando la bienvenida a la sinrazón, porque la razón impuesta deja de ser razón razonada para convertirse en razón rebuznada.
Un amigo decía que unas albóndigas con buen sabor, sabían siempre bien si no sabías como les habían dado forma. El gusto de la ignorancia.
Conozcamos que somos, donde estamos, de dónde venimos y hacia donde nos dirigimos. Cambiemos lo que no nos guste, reformémoslo, reconstituyámoslo, refundémoslo, pero con el máximo respeto a lo que fuimos, al donde estamos, al dónde venimos, y hacia el donde nos dirigimos, dejando el más amplio margen al reconocimiento y a la autocrítica colectiva.
Nadie tiene la razón absoluta, la sinrazón podemos llegar a tenerla todos/as.

Jesús Garrido
Coordinador provincial IS PSOE Sevilla.