domingo, 28 de junio de 2015

La Izquierda domesticada.

Se le ha arrebatado a la izquierda organizada europea el espíritu de rebeldía solidaria, entre otros muchos, y esta lo ha aceptado adoptando una posición egoísta que le impide ver otros problemas que no sea el doméstico de cada una de ellas, la gravedad de esto es que ni si quiera los principios y valores que se presupone debe defender se aplican en cada una de los países que la componen, por el contrario ocurre que se huye de lo ideológico hacía el vacío de la centralidad y claro, un partido político que se define de Izquierdas carece de sentido si su proyecto no es por y para las personas.

La Izquierda se ha dejado domesticar por los poderes económicos, se ha dejado engullir por el neoliberalismo y no quiere reconocerlo porque el resultado de la autocrítica podría colocar a sus organizaciones fuera del marco ideológico por el que fueron creadas, la autocrítica, el reconocer que se ha hecho mal y que hizo bien es una obligación, y no solo desde las organizaciones políticas, si no también de las sindicales, para esto solo hay una solución posible y esta está en la acción y la acción radica en la unión.

Necesita el conjunto de la Izquierda europea decirse a sí misma que quiere ser de mayor, si quiere continuar por la senda de los salva patrias económicos o por el contrario poner el acento en las personas, hace falta un nuevo contrato social con tanta luz que signifique una amenaza real para la intransigencia de los mercados, lo grave no es que pase con Grecia, si no que pasará con los griegos y griegas, lo grave no es que pasará con Europa, si no con los europeos y europeas, el modelo social europeo continua derrumbándose y la izquierda sigue encantada de conocerse.

Es lamentable desde un punto de vista progresista que para solucionar el problema griego desde las instituciones europeas se convoque antes a la comisión delegada de asuntos económicos que a la de asuntos sociales y esto se acepte con la naturalidad de lo irremediable, ante esto hay que rebelarse y gritar basta. La batalla la sigue ganando el capitalismo salvaje y no estamos en condiciones de seguir esperando para ponerle freno.
Tenemos la obligación de enfrentarnos a nuestros propios errores, reconocerlos, reconocernos y que nos reconozcan mirándonos a los ojos, se hace de vital importancia una convocatoria urgente de las organizaciones que conforman la Internacional Socialista, reorientar el rumbo hacia el mar de la lucha de clases y la igualdad.

Esto no será fácil, hará falta una labor pedagógica y en corresponsabilidad de organizaciones políticas y sociales, nos encontraremos las trabas más inimaginables que puedan poner en marcha los sectores neoliberales, contra esto no hay más que mostrarse con actitud decidida y radical.

Desde aquí un llamamiento a Pedro Sánchez Secretario General y candidato del PSOE a la presidencia del gobierno, que escuche, reflexione y actúe, le pido que exija de inmediato una reunión del Partido Socialista Europeo y de la Internacional Socialista, no solo está en juego el futuro del modelo social europeo, está en juego el derecho de los seres humanos a sentirse libres.

Decía Paulo Freire que había que decidir entre una educación para la domesticación alienada o una educación para la libertad. Educación para el hombre-objeto o educación para el hombre-sujeto.

Es tiempo de tomar decisiones.


domingo, 14 de junio de 2015

De pactos y unidades de izquierdas.



Es difícil comprender ciertas cosas si no se está en el intríngulis de la cuestión, tal vez por ello la distancia hay que tomarla como bálsamo que modere nuestra visión de la realidad de otros, claro está que esa distancia puede ser voluntaria u obligada, si es esto último, el nivel de exigencia sería comprensible que se incrementara notablemente.

Desde esa distancia obligada me voy a permitir mostrar cierta incomprensión y alguna que otra duda en cuestión de pactos y unidad ideológica.

Un pacto político de por sí está sujeto a algún compromiso que lo limita, bien sea programático,  presupuestario o temporal, cosido casi siempre con finos flecos ideológicos y digamos que “por el bien de la sociedad”. Es por lo tanto una herramienta para obtener o mantener el poder en alguna institución del estado cuando una formación política por sí misma no tiene la capacidad numérica de aplicar aquello que dice querer aplicar, a estas alturas permítanme dejar en modo pausa la credibilidad en la retórica, incluso en lo plasmado en papel.

Y es por ello mis dudas sobre la posibilidad de la unidad de la izquierda ante un panorama partidista que parece estar más preocupado e interesado en ocupar los espacios que otras izquierdas abandonan en palabras y hechos y en las portavocías espontaneas que aparecen crónicamente arrogándose la voluntad de las bases sin tan siquiera haber sido éstas preguntadas.

Pretender la unidad de la izquierda a través de un pacto de investidura o de gobierno entre fuerzas de izquierdas por si solo, resultada cuanto menos esperanzador para quien no quiere esa unidad, ya que deja entrever que la conciencia necesaria, el convencimiento colectivo para ese fin está desde su principio abocado al fracaso por precisamente ser un acuerdo de mínimos y a corto plazo.



Si a gestos ideológicos no lo acompañan acciones coherentes poco recorrido político y por lo tanto social tendrán.

No pretendamos por lo tanto, por muchos deseos que tangamos, vislumbrar destellos de arrimos a situaciones puntuales que ocurren cada cuatro años, si no planteamos previamente los objetivos y como crear conciencia para que esos objetivos se puedan convertir en realidad volverá a aparecer Ortega y Gasset para recordarnos aquello del birlibirloque y la República.

Todo esto parece más chirriante aun cuando las izquierdas, todas las izquierdas, dicen que son republicanas y laicas, comprensible tal vez si se dice sin saber lo que significa República o hilando más fino, qué República se quiere, ni tampoco el significado de laicidad.

Hay que madurar mucho la unidad de la izquierda, no renuncio a ello, pero para eso es necesario sentarse, proponer, debatir y actuar para concienciar, si no se hace la puesta en común de objetivos concretos, vendrá e igual se irá, la historia nos explica  como hacer mejor las cosas, mientras seguiran apareciendo iluminados e iluminadas diciendo que la unidad de la izquierda son ellos y ellas por que ya lo dijeron antes.

La unidad de la izquierda necesita pasos previos, alguna que otra vez he insistido en que no hace falta perder ni historia, ni identidad ideológica ni siglas, en primer lugar conciencia de los propios objetivos por los que se creó la identidad ideológica, y a partir de ahí pactos sí, pero de máximos, de esos máximos que Goethe citaba con su no preguntemos si estamos completamente de acuerdo, si no tan solo si marchamos por el mismo camino.




Jesús Garrido
Portavoz IS PSOE Sevilla